8 de septiembre de 2011

Beto el Recluta


Beto cumplió recientemente 60 años de haberse “enlistado” en el ejército. A pesar de que aún es un recluta y sigue recibiendo abusos del sargento, tanto el como su creador, Mort Walker dicen estar lejos del retiro.

Esta caricatura se publica en más de 1,800 periódicos alrededor del mundo. Walker, de 88 años de edad, no solo dice que no se retira, sino que ha convertido su creación en un negocio familiar. Su ingreso lo divide entre sus 7 hijos. Indica que de esta manera contribuye al bienestar de sus hijos y nietos mientras está vivo para disfrutarlo, sin contar lo que ahorra en contribuciones al no reclamar el ingreso para si solo.

La familia se reúne mensualmente y cada miembro debe aportar chistes o cuentos humorísticos que luego discuten, analizan y votan para elegir cuales se utilizarán. Entonces Walker prepara las caricaturas durante el resto del mes basadas en los cuentos elegidos.

La longevidad le ha dado la oportunidad a Walker de ser una influencia positiva, real y duradera para toda su familia. Esta aportación es mucho más que económica. ¿Se imaginan como gozan en esas reuniones de “negocio”?

No conforme con esto, Walker también está envuelto en un proyecto con la Universidad Estatal de Ohio para crear un museo de caricaturas comenzando con su colección de sobre 250,000 imágenes. Además, acaba de publicar el libro humorístico El Hombre más Alto de la Historia y ya tiene una idea en desarrollo para otro.

La pregunta que debes hacerte es la siguiente: ¿Cuál es tu Beto el Recluta? ¿Qué talento, habilidad o pasión puedes desarrollar en el retiro para continuar tu proceso de crecimiento personal, contribuir a la unidad familiar y seguir siendo un miembro productivo de la sociedad?

Puede que luego de 60 años Beto continúe siendo solo un recluta, pero las lecciones que nos brinda sobre el retiro en el siglo 21 hacen de su creador un general de 5 estrellas.

2 de septiembre de 2011

¿A qué edad eres viejo?


Próximamente se cumplirán dos años y medio del fallecimiento de mi padre. Cuando la gente me pregunta que edad tenía y yo le digo que 72 años, suspiran como diciendo: ¡a bueno!, dando a entender que era de esperarse porque ya era viejo. Yo los miro y pienso que si lo hubieran conocido no pensarían igual.

Mi padre era abogado, artesano, director del coro de su Iglesia y presidente del consejo parroquial. Sin contar con que era el autor de varios libros de talla de santos, daba clases junto a su hermano, exponía sus obras en ferias de artesanía a través de toda la isla y no se perdía un juego o recital de alguno de sus nietos.

Cabe preguntarse entonces, ¿era viejo mi padre al fallecer?

Cuando estaba en primer grado aprendí a leer con un libro que mostraba una familia típica compuesta por el papá, la mamá, el hijo, la hija, el perro y el gato (Lobo y Mota, ¿se acuerdan?). Los abuelos se pasaban los días meciéndose en un sillón.

Esos no son los abuelos de mis hijos. Mi mamá aún trabaja, cocina como nadie, está siempre pendiente de sus hijos y nietos y tiene una página en Facebook.

Es tiempo de redefinir la vejez de manera que este acorde con los tiempos que vivimos.

Hay un estudio muy interesante que indica que las personas que se mantienen activas y productivas piensan que la vejez comienza 15 años en el futuro, sin importar su edad actual. En otras palabras, una persona de 50 años piensa que la vejez comienza a los 65, mientras que, al llegar a los 65, piensa que la vejez comienza a los 80. Esa es una manera muy saludable de ver el proceso de envejecimiento y la actitud correcta ante el reto de una larga vida.

La Dra. Lydia Bronte, autora del libro The Longevity Factor, señala que mientras la longevidad ha aumentado, el proceso de envejecimiento ha disminuido. Como resultado, todos esos años adicionales serán unos productivos y saludables para la mayoría de las personas.

Como lo fué para mi padre, quien al dejar este mundo a los 72 años, aún estaba lejos de ser viejo.

30 de agosto de 2011

Vieja Será tu Madre


Doña Martha, que por su apariencia física debía tener sobre 90 años, cruzaba un día la Ave. Ponce de León cuando el semáforo cambió a verde y un joven le gritó desde su auto: “Vieja, sálgase del medio que la luz está verde”.

Doña Martha detuvo su marcha, levantó su bastón y comenzó a bailar en plena avenida hasta que el semáforo cambió a rojo. Entonces miró fíjamente a los ojos al joven que le había gritado y le dijo: “VIEJA SERÁ TU MADRE”.

Al otro lado de la acera estaba yo presenciando ese espectáculo. Cuando se acercó doña Martha le dije: “Eso que usted hizo estuvo genial.” Y ella me contestó:

“Mijo, para ser viejo habrá tiempo en el futuro. Yo todavía estoy entera. Como ves, a mi edad todavía paro el tráfico.” Entonces soltó una carcajada y prosiguió su camino.

Todos conocemos personas que, como doña Martha, se niegan a permitir que otros les dicten las pautas por las que deben regir sus vidas sin importar su edad, condición o circunstancias. Lamentablemente, todos conocemos también personas que, a pesar de su corta edad, viven derrotados, desanimados y sin planes ni esperanzas de futuro.

Por lo tanto, ser viejo no puede definirse simplemente por la edad. En realidad es una combinación entre la edad cronológica y la experiencia subjetiva.

Es posible que el mayor reto al que nos enfrentamos al envejecer sea uno psicológico. La ciencia ha hecho un trabajo extraordinario en añadir más años a nuestra vida. Sin embargo, no ha tenido el mismo éxito en ayudarnos a descubrir el propósito de los mismos. Las personas temen envejecer, hasta cierto punto, porque no están seguros del valor que pueden tener en una sociedad que idealiza la juventud.

Esta visión no solo es desafortunada, sino también insostenible. La sociedad moderna (al igual que sucedió en las sociedades antiguas) necesita de los recursos y la experiencia de las personas mayores para alcanzar su mayor potencial y proyectarse hacia el futuro.

Hay ciertas cualidades del ser humano que solo se adquieren con la edad como la experiencia y la sabiduría. Desde esta perspectiva, el camino hacia la vejez no es uno decreciente sino ascendente.

El Monseñor Charles Fahey, líder religioso y gerontólogo, se preguntaba qué sentido tenía vivir una vida mas larga si el único propósito era tratar de prolongar la juventud. Por el contrario, decía que si la experiencia y la sabiduría solo se adquieren con el pasar del tiempo, entonces un aumento en longevidad representa una oportunidad única para continuar avanzando en nuestro crecimiento personal y nuestra evolución espiritual.

Existe la opción de ser “viejo” en el sentido tradicional durante dos o tres décadas adicionales o utilizar esos años para “reciclarse” y aprovechar las oportunidades que brinda una larga vida. En este sentido, la identidad y la actitud son más fuertes que la edad en su efecto sobre el destino que cada cual decida labrarse para si mismo.

Como doña Martha, piensa que para ser viejo ya habrá tiempo en el futuro. Mientras tanto, disfruta la oportunidad de vivir una vida larga y productiva. Y al que piense que ya estás viejo para perseguir tus sueños, míralo fíjamente a los ojos y dile: “VIEJA SERÁ TU MADRE”.

2 de agosto de 2011

Retirólogo


La primera vez que escuché la palabra POLITÓLOGO fue hace muchos años refiriéndose al analista político Juan Manuel García Passalacua(QEPD). No se si fué un invento suyo o alguien le puso el título.

Lo cierto es que me pareció muy interesante ya que tenía cierta connotación científica como ginecólogo o cardiólogo, mezclado con una pizca de exotismo como paleontólogo o arqueólogo y cierto grado de irreverencia como astrólogo o numerólogo. En fin, me pareció un título genial para describir a una persona que abordaba un tema (en este caso la política) desde una perspectiva diferente.

Es de ahí que surge el término RETIRÓLOGO.

Un Retirólogo es aquel que aborda el tema del Retiro con el rigor y la metodología con la que un cardiólogo ausculta a un paciente, con la paciencia y dedicación con la que un arqueólogo indaga sobre el pasado y con la astucia y creatividad con la que un astrólogo predice el futuro.

Mi camino hacia la Retirología comenzó hace 24 años cuando entré asustado por la puerta del Sistema de Retiro de los Empleados de la Autoridad de Energía Eléctrica. Como empleado nuevo y recién casado, mi meta era cobrar un cheque para mantener a mi familia mientras encontraba otro trabajo.

Sin embargo, con el pasar del tiempo fui desarrollando una afinidad casi obsesiva con el tema del retiro. Hace poco más de 10 años comencé una investigación profunda de la evolución del concepto del retiro a través del tiempo que me ha llevado a desarrollar algunas teorías "no tradicionales" (algunos podrían llamarlas controversiales) sobre el retiro en el siglo 21.

Compartir con ustedes estas teorías es la misión de este blog. Algunos pensarán que soy innovador y creativo... otros pensarán que soy un loco desquiciado... quisiera escuchar de ambos.

Más allá de ser un vehículo para impulsar mis teorías, este blog está diseñado para ser un foro en el que podamos compartir y debatir ideas que nos ayuden a repensar el retiro.

Por lo tanto, te invito a que acompañes a este Retirólogo en su intento por conquistar la nueva frontera del siglo 21: el Retiro.